LA LITERATURA NO ES LUGAR PARA POBRES
«Las personas de orígenes humildes también podemos ser curiosas, sensibles, tener intereses diversos; la clase trabajadora no es una masa homogénea, como muchos rojipardos pretenden hacernos creer, quizá como forma de profecía autocumplida, con el objetivo final de que compremos sus libros de mierda o nos suscribamos a sus canales de YouTube. Ese, el de la clase trabajadora como una masa embrutecida, no es más que otro cliché burgués. No somos unos simplones, solo estamos explotados. Y, precisamente porque nuestra forma de estar en el mundo está condicionada por el hecho de que hay un otro que siempre dispone de nuestro tiempo, de nuestras fuerzas, de nuestro ánimo, es muy importante que nadie invalide las obras que creamos, y mucho menos nosotros mismos».
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