MANUAL DEL JUEGO PARA NIÑOS CON AUTISMO
Uno de los aspectos más importantes del desarrollo es el Juego. Junto con el movimiento, es una expresión vital del ser humano. Por medio del juego nos relacionamos con el entorno, aprendemos, socializamos y desarrollamos creatividad e imaginación. El juego es además una experiencia positiva con la que pasamos momentos muy divertidos.
Recuerdo cuando Erik era pequeñito: sacaba de una en una las cucharas amarillas de un cajón y las iba colocando de forma equidistante sobre la mesa de la cocina. Con palitos, coches o piezas de lego también formaba filas interminables. Sus manecitas se movían para alcanzar las motas de polvo que danzaban en un rayo de luz. Cualquier objeto que girase captaba de inmediato su atención. Mientras, nosotros nos preguntábamos qué podíamos hacer para lograr la interacción con Erik, cómo podíamos jugar con él.
Y nos pusimos en marcha, desarrollando estrategias de interacción básica, copiando sus movimientos para introducir nuevas ideas, enseñándole a imitar, aprovechando sus intereses, preparando guiones, fomentando su atención, desarrollando sus conocimientos y, sobre todo, aprendiendo y disfrutando juntos, horas y horas, de forma estructurada primero, para flexibilizarlo después.
Tendría Erik cuatro años y medio cuando, en la cocina, despegó una botella de plástico vacía tras haber iniciado una cuenta atrás. Sí, mi pequeño imaginaba una nave espacial con ella, tanto es así que la aterrizó sobre la mesa blanca: la luna. ¿Cómo describir mi felicidad ante tal juego simbólico?
Hoy en día el juego de Erik es muy bueno, tanto con nosotros como con otros niños. Por ello, deseo compartir todas las estrategias y momentos de juego que a nosotros tan bien nos han funcionado en este libro que es un Manual práctico. Paso a paso, con pequeños objetivos y con pautas sencillas comprobaremos que el Juego también se puede enseñar. Al Manual lo acompaña un CD donde están ordenados por capítulos los pictogramas y las ilustraciones, además de cuentos e historias sociales, listo para comenzar a trabajar jugando.
Recuerdo cuando Erik era pequeñito: sacaba de una en una las cucharas amarillas de un cajón y las iba colocando de forma equidistante sobre la mesa de la cocina. Con palitos, coches o piezas de lego también formaba filas interminables. Sus manecitas se movían para alcanzar las motas de polvo que danzaban en un rayo de luz. Cualquier objeto que girase captaba de inmediato su atención. Mientras, nosotros nos preguntábamos qué podíamos hacer para lograr la interacción con Erik, cómo podíamos jugar con él.
Y nos pusimos en marcha, desarrollando estrategias de interacción básica, copiando sus movimientos para introducir nuevas ideas, enseñándole a imitar, aprovechando sus intereses, preparando guiones, fomentando su atención, desarrollando sus conocimientos y, sobre todo, aprendiendo y disfrutando juntos, horas y horas, de forma estructurada primero, para flexibilizarlo después.
Tendría Erik cuatro años y medio cuando, en la cocina, despegó una botella de plástico vacía tras haber iniciado una cuenta atrás. Sí, mi pequeño imaginaba una nave espacial con ella, tanto es así que la aterrizó sobre la mesa blanca: la luna. ¿Cómo describir mi felicidad ante tal juego simbólico?
Hoy en día el juego de Erik es muy bueno, tanto con nosotros como con otros niños. Por ello, deseo compartir todas las estrategias y momentos de juego que a nosotros tan bien nos han funcionado en este libro que es un Manual práctico. Paso a paso, con pequeños objetivos y con pautas sencillas comprobaremos que el Juego también se puede enseñar. Al Manual lo acompaña un CD donde están ordenados por capítulos los pictogramas y las ilustraciones, además de cuentos e historias sociales, listo para comenzar a trabajar jugando.
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